Cuanto más se use una maceta, más valiosa se convertirá, no materialmente, sino estéticamente. Cada día que se riegue y abone un bonsái, los aceites y productos químicos disueltos en el agua irán siendo absorbidos por la arcilla y crearán una pátina. Así, aparecerá la belleza de la maceta, que lentamente comenzará a desarrollarse tras muchos, muchos años. No se puede reproducir el tiempo y la vejez de un bonsái, de una maceta…, pues éstos viven dentro. Ésta es la esencia del Wabi-Sabi. Encontrar el tiesto correcto para un bonsái, no es solo encontrar el tamaño adecuado, la forma o el color. También debe complementar a la perfección con la edad del árbol. “Si ponemos un pino de 500 años en una maceta Tokoname nueva, éstos formarán una imagen absurda. Igualmente, si se coloca un árbol joven o poco formado en una maceta antigua, con una profunda pátina, los que lo observen solo apreciarán el recipiente y no la planta, y ese no es el camino del arte bonsái, pues se debe crear armonía entre ambos”.

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