El kakemono (掛け物), en el arte japonés, es un objeto que se cuelga de la pared, generalmente una pintura o caligrafía. Se coloca de forma alargada en sentido vertical, en un muro o en el interior de un tokonoma. El soporte sobre el que se realiza la obra de arte puede ser de papel o seda. En sus extremos se encuentran unos cilindros fijos, llamados jiku, que ayudan a mantener su superficie tersa y plana, al tiempo que permiten que sea enrollado para su almacenaje.

A diferencia del makimono, que se despliega en sentido lateral, el kakemono lo hace en sentido vertical, como parte de la decoración interior de una habitación. Tradicionalmente se disponen en el interior de un tokonoma. Los orígenes del kakemono se sitúan en la China de la dinastía Tang (siglos VII-IX). Inicialmente el kakemono llevaba representaciones budistas para su veneración, o bien como forma de exponer caligrafía o poesía. Durante el período Kamakura se volvió más común.

En la actualidad los kakemono pueden contener caligrafías y pinturas de todo tipo de género, incluyendo estampas ukiyo-e. En este caso el kakemono recibe el nombre de kakemono-e. Hay dos estilos de kakemono: si la anchura es más corta que la altura se llama tatejiku; si la anchura es más grande que la altura recibe el nombre de yokojiku. Cuando se usa como elemento de acompañamiento en una presentación de un bonsái (si somos estrictos sólo se recomienda su uso en el tokonoma), intentaremos que como objeto secundario, no llame demasiado la atención y complemente la escena con contenido relacionado de lo que se quiere evocar.

Diagrama mostrando los nombres de las partes que componen un kakemono (izquierda). Subtipos de kakemono según su carácter (Derecha).